Harvest Moon Yaoi Fanfic Cap 10

Medicina Experimental

Capítulo 10

El regalo perfecto


-Ya voy- dijo Jack al escuchar que tocaban la puerta de su casa muy temprano en la mañana, apenas se había despertado, corrió a abrir la puerta ante los insistentes golpes.
-Buenos días Jack-
-Kai, buen día…-
-Solo pasaba a despedirme, el verano acabó y es tiempo de que me marche a zonas más cálidas- explicó el moreno.
-Ya veo… ¡Entonces que te vaya muy bien! Ha sido un placer conocerte, y espero verte el próximo año- contestó Jack con una sonrisa sincera.
-Yo sé que mueres por volver a verme, pero no te preocupes, el tiempo pasará rápidamente, ja ja ja ja – bromeó –Ya sabes que no es cierto je je… pero sabes, realmente me agradó conocerte Jack, y estoy muy feliz de que no me odies como todos por aquí. Agradezco mucho que me hayas dado una oportunidad- Kai esbozó una hermosa sonrisa, de las que casi nunca mostraba, muy distinta de la lujuria que siempre reflejaba al sonreír.
-No es necesario agradecer… Sabes, creo que si voy a resentir un poco el que no estés por aquí, todo será mucho más aburrido- admitió Jack, cayendo en cuenta que en verdad iba a extrañar al excéntrico de Kai.
-Oh… No me esperaba que dijeras eso… creo que ahora me iré más feliz de lo que estoy ja ja ja . Bien, nos veremos el año que viene, ¡Mucha suerte con la granja!¡Yo sé que vas a lograr sacarla adelante!- dicho esto el moreno le ofreció su mano al granjero y los dos se dieron un apretón, mas luego Kai llevó sus labios a la mano de Jack y la besó como si se tratase de una señorita, para luego salir de allí rápidamente, siempre sonriendo y despidiéndose alegremente, agitando su mano en el aire. Jack solo pudo reír, pensaba en que le había caído de maravilla ese tipo a pesar de sus acciones pasadas.
-Ahora Gray estará muy triste y bastante solo…-murmuró para sí.
Un viento frío sopló mientras Jack se encontraba preparando el campo para posteriormente sembrar las plantas correspondientes a la temporada. Este le hizo darse cuenta de que ya había estado viviendo por medio año en ese lugar, y que no le había ido tan mal después de todo. Luego de atender a sus animales, el granjero caminó rumbo a la montaña, quería ir a echar un vistazo a los árboles con sus  copas teñidas en colores tierra, naranja y amarillo, era algo simplemente hermoso, el otoño era su estación favorita después de todo.
  Ya un poco arriba en la montaña, se percató de que habían brotado un tipo de bayas de algunas plantas, así como hongos que se veían exquisitos. Aunque era muy pronto para recolectarlos, pero pensaba en regresar en unos días y así tendría algunos ingredientes gratuitos para cocinar. Luego Jack se detuvo en el lago, ese lugar desde aquel día en que el Doctor se declaró iba a ser un sitio especial para él. Evocaba una y otra vez las palabras del pelinegro y sonreía entusiasmado, lo cual le hizo recordar que ya había pasado tiempo suficiente para poder ir a visitar de nuevo a su querido Doctor.
-Pero no puedo llegar con las manos vacías ¿Cierto? Mmm ¿Qué sería bueno llevar?- El castaño no sabía demasiado acerca de los gustos del Doctor, lo que hizo que se sintiera mal por unos instantes ya que tenía aún que recorrer mucho camino con él, se percató de que realmente ninguno de los dos sabía mucho sobre el contrario y se preguntó por un instante cómo era que los dos se habían enamorado. Pero restándole importancia a esos asuntos, bajó nuevamente a su granja en donde aún no encontraba algo que pudiese llevar como presente, aunque fuera por cortesía.
  Al no poder decidirse Jack pasó al supermercado en donde Sasha se encontraba como de costumbre regañando al pobre Jeff, siendo apoyada por la hija de los dos. Tal vez el ser reprendido por ambas mujeres todo el tiempo era la razón por la cual Jeff estaba a menudo en la clínica y en la iglesia. Al ver que el castaño entró las dos mujeres se acercaron a él y lo saludaron amablemente, cambiando totalmente su expresión de hace unos instantes. Jack compró una barra de chocolate y salió rápidamente de allí, declinando la invitación de las rubias a tomar el té con ellas.
Con barra de chocolate en mano, no muy seguro de que le fuera a gustar al Doctor, pero al menos era mejor que no llevar nada, Jack entró a la clínica sintiéndose muy muy nervioso, se dio cuenta en el último instante que era la primera vez que veía al Doctor desde que los dos decidieron ser pareja.
-¡Hola!- saludó una vocecita chillona, la cual provenía de un niño pelinegro que se encontraba sentado en el sofá de la sala de espera.
-Hola… Stu ¿Cierto?- Jack había visto al niño unas cuantas veces pero nunca se había detenido a hablar con él. Algunas veces también saludaba a Ellen su abuela, aunque tampoco había formado una amistad grande con ella. El niño era el hermano menor de Elli, y la persona a la que ella más adoraba en la vida por lo que la enfermera le había contado.
-¡Sí! ¿Qué haces por aquí? ¿Acaso estás enfermo?- preguntó curioso el niño.
-Ehh… no… solo pasaba a saludar al Doctor-
-Ya veo. Mi hermana me contó que está muy contenta porque el Doctor tenía un nuevo amigo, seguramente eres tú-
-No estoy seguro… pero eso espero je je-
-¿Sabes? Yo también estoy feliz de que seas amigo del Doctor Trent, él siempre se ve muy triste y solo…-
-Entiendo…- Ya era la segunda vez que Jack escuchaba eso de un niño, tal vez ellos tenían la capacidad de ver los sentimientos de las personas de una manera en que los adultos no podían.
-¿Sabías que pronto será su cumpleaños? Elli y yo estamos planeando darle algún buen obsequio, ¡Así ya no se sentirá triste!-
-¿Su cumpleaños? ¿Cuándo es?- Ahora el granjero estaba bastante alterado, tenía que hacer algo para el cumpleaños del Doctor también, y no podía ser cualquier cosa, pero más que todo, le había tomado por sorpresa y también se frustró un poco al darse cuenta de que no sabía siquiera cuando era el cumpleaños de la persona que amaba.
-Será el día diez de este mes-
-Entiendo, tendré que comprarle un bonito obsequio también… Stu, toma te regalo esto- el mayor sacó la barra de chocolate de su bolsillo y se la entregó al niño, pensaba en que era bueno agradecerle por el valioso dato que acababa de proporcionarle.
-¡¡Gracias Jack!!- agradeció el niño mostrando un rostro iluminado en alegría.
-Bueno, es mejor que me vaya, ya visitaré al Doctor otro día-
-Cuídate Jack, y ven a jugar un día a mi casa ¿Sí?-
-Prometo que lo haré pronto- dicho esto el granjero salió de la clínica sin haber visto a su pareja. Ahora más importante era pensar en su regalo, sólo tenía diez días para planear algo excepcional.
-Ahhh ¿Qué haré? En realidad no tengo ni idea de lo que le gusta al Doctor, salvo por la leche… pero un poco de leche no es suficiente para obsequiarle en su cumpleaños…- hablaba solo mientras caminaba por el pueblo. –Es que ni siquiera le he regalado nunca nada a un hombre… Aunque por otro lado, yo soy un hombre, si fuera yo ¿Qué me gustaría que me dieran como regalo?- el granjero comenzó a pensar en algo que le gustaría, pero se frustró mucho más al darse cuenta de que era una persona sumamente aburrida y mediocre al no tener gustos muy marcados por algo en especial.
   Jack pensó en que un libro podía ser una buena opción pero luego se dio cuenta de que no tenía la menor idea de qué tipo de libros le gustaban al Doctor. Entonces se le ocurrió ir preguntando por allí a las personas que se encontraba. Joyería, flores, licor, comida, y muchas otras cosas más fueron las respuestas que recibió pero ninguna terminaba de convencerlo. Pensaba en que era realmente difícil pensar en algo que le gustara si no sabía que le gustaba, pero tampoco podía ir y preguntarle directamente.
   Al día siguiente Jack continuaba con el mismo dilema, pero decidió preocuparse por su granja de momento por lo que fue nuevamente al supermercado para adquirir las semillas de la temporada. Muy contento regresó a su granja con paquetes de distintos tipos de semillas como berenjena, camote, y zanahoria. Como ya había preparado el campo previamente solamente ocupó el resto del día sembrando y regando. Estaba realmente satisfecho porque al fin había aprendido a sembrar de la manera correcta, y a cuidar las plantas, esperaba que esta vez no tuviera que pedirle ayuda a sus amigos los duendes de la cosecha.
Por otro lado su vaca estaba feliz y saludable, a Jack le encantaba cepillarla y aún estaba esperanzado en que uno de estos días sería capaz de ordeñarla. Precisamente se encontraba en el establo cuando escuchó que tocaban a la puerta del mismo, por lo que salió a ver de quien se trataba.
-¡Hola Jack!-
-Oh, hola señor Barley ¿Cómo está?- saludó Jack cortésmente al anciano que había llegado a visitarlo a su granja.
-Estoy muy bien gracias. Jack, quería pedirte un gran favor, espero que no te importe-
-¡Claro! Lo que sea si está en mis posibilidades-
-Verás…- el anciano caminó hacia la salida de la granja y Jack lo siguió para encontrar que amarrado a la cerca había un hermoso caballo color castaño con la crin de un color más oscura que el resto de su pelo. –Jack, este caballo desde hace unos días no quiere comer y se le nota muy triste, además de que no me hace caso alguno, pensé en que un cambio de ambiente y de dueño le ayudará. ¿Podrías cuidarlo por mí durante un tiempo?- preguntó el anciano.
-¡¿Cuidarlo?! ¿Yo?-
-¡Por supuesto! Es muy sencillo Jack, solo tienes que darle heno, sacarlo de vez en cuando, y cepillarlo diariamente, además podrás usarlo si quieres para desplazarte, y también si te haces bueno cabalgando podrías participar en las carreras que se llevan a cabo al final de la estación. ¡Son muy divertidas!- explicó Barley tratando de convencer al granjero.
-Bueno… no estoy muy seguro señor…-
-Además, te pagaré, no pretendo que lo cuides gratuitamente. ¿Aceptas? Nos harías un enorme favor- insistió el anciano.
-Bien… ¡De acuerdo, cuidaré de él!- aceptó Jack no muy seguro de que fuera una buena decisión.
-¡Excelente! ¿Sabes Jack? Este caballo no tiene nombre, así que también te pediré que le des uno-
-¿Un nombre?... Mmm ¿Cuál será bueno?-A Jack se le daba pésimo eso de poner nombres, por esa razón ninguno de los animales que tenía habían sido nombrados. –Se llamará… Otoño- dijo el granjero nombrándolo como la estación en la que se encontraban, puesto que fue la primera palabra que se le vino a la mente al ver a su alrededor.
-Otoño será… En fin, muchísimas gracias Jack, lo dejaré en el establo, ¡Espero que los dos se lleven muy bien!- Barley llevó al equino hasta el establo y lo dejó allí, para luego despedirse de Jack no sin antes repetirle las instrucciones de cuido del  animal. El castaño aún no estaba contento con la idea, pero no podía hacer nada ya, había aceptado. Luego de que el anciano se fue, Jack entró al establo del caballo y comenzó a cepillarlo, el animal reaccionó positivamente a las caricias del cepillo.
-Creo, que nos vamos a llevar bien después de todo…- sonrió el granjero.
  Poco a poco la granja de Jack iba creciendo y estabilizándose, el castaño decidió ir nuevamente ese día a visitar a los enanitos y a contarles todo lo que había ocurrido. Los hombrecitos lo felicitaron y le dieron algunos otros consejos para cuidar de sus animales y plantas, y también le recordaron que podía pedirles ayuda cuando lo necesitara.
  Jack se despidió de los hombrecitos, estaba tan contento que había olvidado todo el asunto del regalo para el Doctor. Al día siguiente decidió comenzar a practicar como cabalgar. Al principio estuvo muy temeroso, incluso tuvo que ir nuevamente con Barley para que le enseñara como se hacía. El anciano le proporcionó una silla de montar al ver que Jack muy ignorante, intentaba cabalgar sin silla.
En total habían pasado ocho días desde que Jack decidió aprender a cabalgar, y ya lo hacía bastante bien, por suerte "Otoño" era un caballo bastante dócil y no le costó demasiado aprender a montarlo. Pero con eso y el cuido de las plantas y demás animales, el asunto del cumpleaños del Doctor había quedado en el completo olvido.
Ese día estando en el establo con su vaca, Jack comenzó a cepillarla y notó que sus ubres estaban bastante hinchadas, al tirar de una un chorro de blanca y caliente leche salió de la misma. Los ojos de Jack se iluminaron y corrió a buscar una cubeta y un banquillo, se sentó y comenzó a ordeñar su vaca por primera vez. También se había preparado con Barley para este momento, y había practicado unas cuantas veces con las vacas del anciano.
  Finalmente abrazando a su vaca, no podía evitar sonreír estúpidamente al imaginarse lo que el Doctor diría cuando él le regalara la primera leche de su vaca.
-¡¡¡El Doctor!!!- cayó en cuenta. -¡No puede ser! Me ocupé tanto que olvidé completamente su cumpleaños y es mañana… ¿Qué haré? Ya no tengo tiempo para buscar un regalo… Supongo que al menos este año tendrá que conformarse con esta leche…- se resignó al ver que para él iba a ser imposible encontrar un regalo a tiempo.
Decepcionado de sí mismo al haber sido tan descuidado de olvidar algo tan importante, Jack corrió a guardar la leche recién ordeñada en su refrigerador. Ya la llevaría mañana ante el Doctor. Decidió continuar con su práctica cabalgando a su nuevo caballo. Pero para su desgracia, se encontraba bastante distraído por lo que recién había pasado y al intentar que el caballo fuera a más velocidad, este corrió muy rápido y frenó de pronto, por lo que Jack no pudo sostenerse y cayó al suelo a algunos metros de distancia del animal.
  Para su desgracia, el granjero aterrizó sobre su propio brazo lo cual le causó un enorme dolor. Tendría que hacerle una visita al Doctor ahora, pensaba que era lo peor que podía pasarle en ese momento, pero no tuvo elección y con su brazo siendo taladrado por un agudo dolor, salió camino a la clínica.
-¡Hola Jack!- saludó la enfermera al verlo entrar –Por la diosa ¡¿Qué te ocurrió?!- preguntó alarmada al ver que el castaño entró con una cara que mostraba cuanto dolor sentía en ese momento, y también venía aferrado su brazo.-¡Doctor venga rápido!-
-¿Qué ocurre Elli? ¿Por qué los gritos?-el pelinegro salió de su consultorio con su rostro serio como siempre, pero su expresión cambió a sorpresa al ver a Jack en aquellas condiciones. -¿Qué ocurrió Jack?- preguntó también, mostrando gran preocupación.
-Bueno, me dieron un caballo ¿Saben? Y yo estoy aprendiendo a cabalgarlo… Y cuando estaba practicando hoy me caí y aterricé sobre mi brazo je je je- explicó el castaño un tanto avergonzado. –Pero no creo que sea algo serio, no me duele tanto…- mintió, sabiendo que estaba a punto de llorar del dolor que sentía.
-¡Eso lo decidiré yo!- exclamó el Doctor seriamente, para tomar a Jack del otro brazo y arrastrarlo hacia su consultorio cerrando las cortinas tras de sí, ante los ojos de una confusa Elli, quien no había visto en mucho tiempo al Doctor expresar tanta preocupación.
Luego de revisar el brazo de Jack, y aplicarle un ungüento, le dio a beber una medicina para el dolor y vendó su brazo también.
-Tienes suerte de que haya sido solo un golpe, no sé qué sería de ti si te fracturaras un brazo ahora que tienes tanto trabajo-  le reprendió un poco.
-Sí, sería mi ruina je je… Muchas gracias por atenderme Doctor…-
-Jack, cuídate por favor, no sé qué haría yo si tú sufrieras un accidente grave…- el pelinegro cambió su tono serio por uno más dulce y preocupado, al igual que la expresión de su rostro, lo cual hizo que Jack se sonrojara.
-P-prometo que me cuidaré lo mejor que pueda-
-Jack… ¿Por qué no habías venido a verme?- preguntó el pelinegro acercándose poco a poco al rostro de Jack. –Pensé que te había dicho que esperases una semana solamente…-
-¡Lo siento! ¡Lo siento! He estado realmente ocupado, tenía muchas ganas de venir a visitarlo pero no pude. ¡En verdad lo siento!- se disculpaba.
-Entiendo, en ese caso no tienes que disculparte, es solo que realmente te extrañé…- ante estas palabras Jack se sonrojó aún más, y la cercanía del rostro del contrario no ayudaba de mucho.
-Yo… yo también lo extra…- al castaño no le dio tiempo de terminar la frase ya que sus labios fueron tomados por los del Doctor en un fogoso beso, que demostraba  cuán ciertas eran las palabras que el hombre acababa de pronunciar. Realmente parecía que había estado esperando por mucho tiempo por besar a Jack, ya que movía sus labios y lengua de una manera casi salvaje, muy contrario a su calma personalidad.
-Te quiero Jack, no sabes cuánto…-susurró a sus oídos al separarse.
-Y-yo… también… Pero Doctor, no debió hacer eso, Elli podría vernos…- reprendió suavemente el castaño, sin llegar a mirar directamente al rostro del mayor.
-Elli sabe que no debe entrar cuando cierro las cortinas, así que estamos seguros, no te preocupes- el Doctor le sonrió amablemente, cosa que hizo a Jack sorprenderse un poco.
-Espero que así sea, realmente no me gustaría que alguien llegase a vernos…-
-Jack, mañana…-
-¡Lo sé! ¡Lo sé!- interrumpió el castaño.
-¿Qué es lo que exactamente sabes?-
-Sé que mañana es su cumpleaños, y realmente no encontré nada que pudiese regalarle, ¡Disculpe! Prometo que lo compensaré el año próximo-
El Doctor abrazó a Jack fuertemente en ese momento, estaba sonriendo mucho esta vez.
-Eres bastante tonto Jack-
-¿Eh? ¿Por qué lo dice?-
-No necesitas regalarme nada, el hecho de tenerte conmigo es más que suficiente, aunque si me hubiera gustado verte antes…- dijo el Doctor de una manera bastante dulce para ser él, y sin dejar de abrazar al granjero.
-Pero, yo quería darle algo, de verdad. Significa mucho para mí, aunque confieso que me vi en aprietos y me di cuenta de que realmente no sé mucho sobre usted…- confesó.
-Tienes razón, pero con el tiempo nos iremos conociendo mejor. Por ahora, y si me dejas terminar quisiera hacerte una invitación-
-¿Una invitación? ¿A qué?-
-Verás, tengo un colega en el pueblo siguiente, al que voy a visitar de vez en cuando para compartir descubrimientos médicos. ¿Te gustaría acompañarme esta vez? Partiré mañana-
-¿Acompañarlo?.... ¡¡¡Me encantaría!!!- casi gritó. –Pero mi granja…-
-Es cierto, no tomé en cuenta a tus animales y plantas…- se notaba la decepción en el rostro del pelinegro.
-¡Puedo pedir ayuda! ¡Por favor, déjeme acompañarlo!- Jack recordó que sus amigos los duendes podrían ayudarlo los días que se vaya de viaje, por lo que casi se pone eufórico de la alegría, podría compartir con el Doctor en un pueblo en el que nadie lo conocía.
-¡Bien, entonces está decidido! Por favor trata de estar listo mañana temprano, tomaremos tu herida de hoy como excusa y diremos que vamos a ver al Doctor Hardy quien sabe mucho más sobre cómo tratar fracturas- el Doctor le guiñó un ojo a Jack y este le sonrió divertido.
-¡Gracias por permitirme ir con usted! Le prometo que estaré listo muy temprano-
-Bien, entonces vete ya Jack. Y una última cosa…-
-¿Sí?-
-Te dije que dejaras de llamarme Doctor-
-E-eso… Es que es algo muy difícil de hacer Doctor- dicho esto, fue Jack el que se atrevió a darle un beso fugaz al pelinegro el cual quedó estupefacto, mirando como el castaño abandonaba el lugar.
"¡Iré de viaje con el Doctor! ¡Qué felicidad!"


Continuará….